Espacio para el intercambio de información, puntos de vista, experiencias, actualizaciones de estudios cientificos relacionados e información general acerca de la obesidad y sus efectos en la salud física y mental del hombre
martes, noviembre 18, 2008
Cereales de grano previenen enfermedades del corazon
La enfermedad coronaria (infarto cardiaco) es la mayor causa, cada vez mas frecuente de la mayoría de las muertes en gran parte del mundo. Es generalmente producida por alteraciones en el colesterol y los trigliceridos de la sangre, la presion arterial elevada, la obesidad, el sedentarismo, consumo excesivo de grasas saturadas, y el poco consumo de fibras en cereales, frutas, verduras y legumbres.
Se conoce el potencial para reducir los factores de riesgo para enfermedada coronaria de varios de los nutrientes en cereales: el ácido linoleico, la fibra, la vitamina E, el selenio y el folato. Los cereales también contienen fitoestrogenos y varias sustancias antioxidantes.
Los cereales de granja son muy bajos en sal, los cereales procesados, como el pan y algunos cereales de desayuno, son alimentos altos en sal y podrían contribuir a elevar la presión arterial.
La fibra de la avena tiende a bajar el colesterol total y el colesterol LDL del plasma pero no lo hace la fibra del trigo. El salvado y la cebada de arroz pueden también bajar el colesterol.
Cereales con índice glucémico bajo como pastas y avena son benéficos para personas con diabetes y pueden bajar los niveles de lípidos en plasma.
Entre 1996 y 2001 una acumulación de cinco grandes estudios de cohorte en Estados Unidos, Finlandia y Noruega reportaron que los individuos que consumen cantidades relativamente grandes de cereales de grano enteros como la avena y el salvado tienen índices perceptiblemente más bajos de enfermedad coronaria
jueves, noviembre 13, 2008
Desayunar bien reduce el riesgo de obesidad
Las personas que toman en su desayuno al menos el 25% de sus necesidades alimentarias del día, son mucho menos propensas a la obesidad y la diabetes que las que frecuentemente no desayunan o las que lo hacen insuficientemente. Esta es la importante conclusión de un reciente estudio presentado en la 43 Conferencia Anual de Epidemiología y Prevención de Enfermedades Cardiovasculares (USA) Según los científicos de la Escuela Médica de Harvard que han intervenido en él, los índices de obesidad y síndrome de resistencia a la insulina son entre un 35% y un 50% más bajos entre las personas que desayunan correctamente cada día frente a las que se lo saltan con frecuencia. El porcentaje varía entre esos dos límites dependiendo de otros hábitos de cada individuo, como seguir una dieta equilibrada o hacer ejercicio físico.
El desayuno puede ser la comida más importante del día, pues tiene efectos beneficiosos sobre el apetito, la resistencia a la insulina y el metabolismo de la energía. Tras el ayuno nocturno, el desayuno ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en la sangre, permitiendo a la insulina metabolizar el azúcar que en caso contrario alcanzaría niveles elevados en la sangre. Si no se come adecuadamente por la mañana, el riesgo de aumentar la ingesta de alimentos se extiende no sólo hasta el almuerzo, sino también hasta la cena. Ello provoca elevados niveles de glucosa en un corto espacio de tiempo y consecuentemente una incapacidad de la insulina para asimilarla (lo ideal para la insulina son niveles moderados y constantes de glucosa en la sangre).
El desayuno puede ser la comida más importante del día, pues tiene efectos beneficiosos sobre el apetito, la resistencia a la insulina y el metabolismo de la energía. Tras el ayuno nocturno, el desayuno ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en la sangre, permitiendo a la insulina metabolizar el azúcar que en caso contrario alcanzaría niveles elevados en la sangre. Si no se come adecuadamente por la mañana, el riesgo de aumentar la ingesta de alimentos se extiende no sólo hasta el almuerzo, sino también hasta la cena. Ello provoca elevados niveles de glucosa en un corto espacio de tiempo y consecuentemente una incapacidad de la insulina para asimilarla (lo ideal para la insulina son niveles moderados y constantes de glucosa en la sangre).
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